Los días pasaban y Joquín le enseñaba cosas a Andaya, aprendió los procesos de cultivo, cómo hacer casas dependiendo la estación del año y como administrar los recursos que tenían, Andaya le llevaba estos conocimientos a Gran líder, pero él no los tomaba para nada bien, pues nada de eso les iba a servir ya que ellos saqueaban y de eso vivían, esto los llevaba a discusiones constantes, hasta que un día Andaya se molestó tanto por las desconsideraciones hacia ella y sus propuestas que quiso escapar, así que fue a la celda de Joquín y lo liberó mientras los guardias cenaban, eso les dio el tiempo suficiente para correr fuera del pueblo, ya estando lejos escucharon cómo todo mundo se movilizaba para encontrarlos, debido a esto no pudieron detenerse a descansar y estuvieron toda la noche huyendo, hasta que finalmente, agotados cayeron dormidos a la mitad del camino.
Al día siguiente, al despertar, Joquín y Andaya se encontraban al borde de un precipicio, todo estaba desierto y cubierto por nieve, no había rastros de ninguno de sus pueblos, seguramente los seguían buscando, así que decidieron quedarse en ese sitio que tenía vista libre para todo su alrededor, construyeron una pequeña chosa y buscaron comida y semillas para cultivar.
Las semanas pasaron y no parecía haber contacto con nadie, estaban solamente ellos dos, Anaya se sentía nerviosa, pues temía que ellos dos serían muy débiles para enfrentarse a la naturaleza solos, Joquín por su parte, se sentía cansado de todo el trabajo que debían hacer únicamente ellos dos, fastidiados por la situación optaron por caminar y explorar en busca de sus comunidades, anduvieron por un rato hasta que llegaron a una zona deshabitada, parecía una comunidad abandonada y decidieron pasar la noche ahí.
En la madrugada unos sonidos de cadenas arrastradas y pisadas en la tierra los despertaron, alguien entró a la casa donde estaban derribando la puerta, eran guardias del pueblo de Andaya, quienes al verlos se los llevaron presos de vuelta a la comunidad y, a pesar de que Andaya quería explicarle a su padre sobre todo el espacio sin habitar y sus conocimientos de supervivencia para evitar la guerra y los saqueos, Gran líder no quiso escuchar y los mandó a celdas distintas.
Joquín estaba de regreso en su celda, pero Andaya ya no le llevaba la comida ni platicaba con él, habían estado tanto tiempo juntos que se había acostumbrado a su presencia, era una sensación extraña.
Esa noche Joquín se preparaba para dormir cuando escuchó ruidos de piedras golpeando su ventana, se asomó y vio que era el niño del jitomate, se había enterado que atraparon a Joquín y quiso ir a platicarle sobre su proyecto y agradecerle, pues ahora tenía ese alimento y lo vendía sin que Gran líder lo supiera. Joquín se puso contento por eso y le preguntó a aquel chico si sabía en qué celda estaba Andaya, él le respondió que si sabía y Joquín le pidió que le enviara un mensaje por él, el niño aceptó y se fue a la ventana de la celda de Andaya.
Andaya estaba dormida, pero escuchó un susurro que la llamaba y se despertó, parecía que el sonido provenía de la ventana, revisó y se encontró al chico, le mandaba un mensaje de Joquín, quería que se escaparan y fueran a su pueblo, pues estaba seguro de que los aceptarían ahí, Andaya se emocionó por la idea y agradeció al niño por llevarle el mensaje y le pidió que le confirmara a Joquín su idea.
Joquín estaba contento y listo para preparar su plan, pero en eso un fuerte golpe se escuchó a la entrada del pueblo, eran los cazadores de su aldea que iban para reclamar a su integrante Joquín, como la mayoría de los guardias estaban dormidos, los cazadores pudieron llegar hasta la celda de Joquín y llevárselo, él insistió para que fueran también por Andaya, pero Brud se negó, no aceptarían como miembro de su aldea a nadie del pueblo rival, Andaya vio por su ventana cómo se llevaban a Joquín a empujones y jalones.
La guerra entre las tribus había iniciado, cuidaban su territorio y les prohibían a sus habitantes salir de sus casas.
Joquín estaba frustrado por la situación, nadie quería escucharlo y él había conocido aquel lugar donde sabía que se podría vivir bien, así que hizo sus planes y se marchó a escondidas de los habitantes mientras los cazadores iban a trabajar. Durante su escape se topó con Jovina y Midia, ellas sabían la historia de Joquín y le preguntaron si se iba a escapar a lo que confesó que sí, pero les pidió que guardaran el secreto, ellas respondieron que querían irse también, pues no estaban cómodas en ese lugar. Joquín no quería, pero finalmente aceptó, pues las niñas se estaban perdiendo de su vida por estar encerradas y en una guerra. Joquín les propuso que lo esperaran mientras intentaba rescatar a Andaya, les dijo que volvería por ellas y se irían para iniciar de nuevo, se dio la vuelta y continuó su camino a la salida.