
Ésta es la vida de Esteban, nuestro pequeño amigo que goza de libertad absoluta. -Jajaja, caíste-. -Maldito muchacho deja de hacer eso-. -Jajaja ni loco lo dejaría de hacer-. Así era nuestro amigo, conocido por toda la ciudad, ponía animales disecados afuera de las casas o ventanas para asustar a todos y salir corriendo, y para colmo, le iba muy bien en ese negocio de guardar las mascotas fallecidas de sus clientes, un día estaba en su negocio, se escuchó la campana de la puerta y entró una niña de la mano de su papá, ella tenía lagrimas en los ojos y el padre traía una caja pequeña en su otra mano, se acercaron a Esteban y le pidieron que por favor les pusiera en duración ese amigo de la familia para después salir y contar el tiempo en que deberían regresar. Esteban se puso a trabajar, y notó que en su bodega tenía un perro muy parecido a ese que recién le habían llevado, así que decidió ponerle una marca roja en este nuevo para no confundirlos.

Al día siguiente, Esteban llegó a su negocio y levantó el periódico que habían dejado en su puerta “Hoy la famosa Braulia Peches en su cuarto concierto, en esta ciudad” Y en ese momento pensó – ¿Le gustarán los perros muertos a esa tal Braulia? Hay que averiguarlo – Entonces se metió a preparar rápido aquel trabajo que tenía planeado para ese día, pues fuera de las bromas, intentaba ser responsable en su trabajo, ya en la noche llegó a ese concierto, le encantó la música y pensó en retirarse sin hacer ningún mal, pero ese poder de arrepentimiento no fue lo suficientemente fuerte, al finalizar todo se escurrió entre los barrotes hacia el hotel, se ocultó de un guardia de seguridad que revisaba su celular, avanzó hasta la puerta del cuarto de Braulia y dejó ahí a la criatura. – Muy pasmada y congelada por la impresión – Pensó. Tocó la puerta y salió corriendo, llegó muy agitado a la recepción y escuchó el ruido que despertó a toda la ciudad que apenas conciliaría el sueño – ¡Barbara y horrible atrocidad, desastre sublime completo y repleto por doquier, que falta de humanidad y de sentido común existe por este sitio! – Gritaba la cantante desde su habitación, estaba muy furiosa, y Esteban, más espantado que nadie, salió despavorido a su escondite. Llegó agradecido de que no lo hayan descubierto y de que el animal que dejó ya no había sido reclamado, y después de tranquilizarse se propuso dejar esas bromas, tomó el perro que sería entregado al día siguiente, lo giró por curiosidad para ver la marca que le había puesto y su piel se transparentó al instante, no había ninguna marca…
