Bosquecillo

Stilver era un camionero, había viajado por casi todo el país, coleccionaba piedras de los lugares a los que iba, lo acompañaba siempre su perro “Brito”, era un perro muy desobediente y juguetón, pero Stilver lo quería mucho, a él le contaba absolutamente todo, los sueños que tenía, a donde quería ir y como lo haría.

Cierto día, después de haber culminado una entrega al otro extremo del país, Stilver y Brito volverían a casa, ambos se subieron al camión, pero Stilver escuchó un ruido extraño, bajó y se percató de que había sucedido algo terrible, su neumático se había desinflado, él decidió avanzar un poco aún con la rueda desinflada, pero ya en marcha el camión se giró bruscamente debido a ese neumático y Stilver se salió de la carretera, el camión bajó por una colina y después frenó bruscamente al pie de un bosque, por poco se volteaba su camión, Stilver se bajó y atrás de él, su perro Brito.

Ambos se quedaron viendo aquel bosque, Brito corrió hacia adentro y Stilver también corriendo lo siguió, los dos corrían hasta que Stilver se dio cuenta de algo, no avanzaban, desde un tiempo atrás existía la misma distancia entre él y Brito, se detuvo, y Brito aunque “corría” no se retiraba de Stilver, este caminó y entonces sí avanzó, fue hasta donde Brito y lo cargó, busco como salir de ese lugar, pero no recordaba el camino, no sabía en qué momento dejó de avanzar al correr, caminó algunos metros en línea recta siguiendo el sol y llegó a una pared de piedra, decidió rodearla, pero cada paso la piedra parecía cambiar y ser una pared de ladrillos, cuando llegó al final se encontró con una casa, estaba cerrada, le extrañó que hubiera una casa ahí, pero continuó su camino sin preocuparse por otra cosa que no fuera regresar a su camión, finalmente salió del bosque, pero ya era de noche, no veía carretera por ningún lado, su camión se había perdido en la oscuridad, y el bosque era demasiado grande para rodearlo, talvez podría intentar acampar en la orilla del bosque para no tener que volver a entrar en él, estaba asustado y Brito permanecía quieto porque también estaba muy asustado, Stilver vio a lo lejos una luz pasar, parecía una antorcha, gritó, pero no lo escucharon, recordó aquella casa que vio en el bosque y se le ocurrió que si fuera a pedir ayuda seguramente le apoyarían, así que fue, cuidando siempre el camino de vuelta y con Brito entre sus brazos, llegó a la casa y tocó la puerta, una mujer grande de edad le abrió, Stilver no había dicho ninguna palabra aún y la señora lo jaló dentro de la casa al mismo tiempo que le hacía la seña de no hacer ruido, Stilver se preguntó el porqué de esa discreción, la señora, quien dijo llamarse Laurita le comentó que era muy peligroso estar en ese bosque y más a esas horas, pues ahí habitaban algunas criaturas extrañas, forma humana pero no humanos, ellos se alimentaban de las personas pero no veían bien y necesitaban estar acompañados de alguna luz, ¡eso era lo que Stilver había visto! Stilver preguntó porque entonces ella vivía ahí, ella le contó que llevaba viviendo ahí desde antes que aquellas cosas llegaran, y no podía irse porque no era tan rápida como para escaparse, pues su esposo no lo había logrado, y advirtió que probablemente sepan que alguien estaba en el bosque, si querían irse de ahí tenían que ser muy veloces y cuidadosos, no iban a poder escapar en la noche, así que Laurita les permitió pasar la noche ahí, toda la noche Stilver se la pasó dando vueltas en el sofá donde se quedó, preguntándose qué haría para irse de ahí, ¿Cómo fue que llegaron y atravesaron el bosque y no habían visto a nadie? Entonces llegó a la conclusión de que en el día eran débiles o la luz del sol los dañaba, pues por algo debían ser más peligrosos en la noche.

Al amanecer salió con la confianza de que escaparía sin problemas, llevaba a Brito entre sus brazos, pero escuchó ruidos ¡Alguien lo seguía! ¡Eran esas criaturas! ¡La teoría estaba totalmente errónea! Stilver quiso correr, pero no avanzaba, así que camino lo más a prisa que pudo, aquellas cosas no se veían afectadas por la física de ese lugar y podían correr, ¡Así les era más fácil cazar! Stilver seguía, pero aquellas cosas avanzaban más rápido y estaban a punto de atraparlo, en eso se escuchó un grito – ¡Aquí estoy! ¡Afuera de mi casa! – las criaturas se voltearon y se lanzaron por esa inconfundible voz, era su objetivo desde hacía mucho tiempo, Stilver volteó confundido, vio a Laurita despidiéndose con una gran sonrisa, mientras una lagrima salía de su ojo para después voltear hacia arriba y decir – Allá voy cariño – Era algo muy triste, pero de alguna manera Laurita quedaría libre, Stilver se fue con brito en sus brazos lamentando que se le haya escapado corriendo.

Stilver es un camionero, ha viajado por casi todo el país, colecciona piedras de los lugares a los que va y… por nada del mundo entra a los bosques, lo acompaña siempre su perro Brito, es un perro muy lindo y obediente.


Deja un comentario