ANZ (Parte 2)

La policía llegó a la zona para acordonar y tomar las pruebas correspondientes, llevaron a Marcos y al profesor a una patrulla para interrogarlos, cada uno contó lo mismo, querían evitar el posible problema de una especie invasora y solo querían encontrar a Iván, quien además no había ido a la escuela ese día, la policía les creyó sus relatos, además el coronel de la policía conocía al profesor de hacía varios años atras, y él sabía que el profesor no era una persona problemática, todo coincidía, aunque era bastante extraño el comportamiento que describieron, así que los dejaron libres bajo supervisión mientras indagaban más sobre el problema y las señales en el cuerpo de Iván.

Ese día, en la morgue, los doctores analizaban el cuerpo de Iván en búsqueda de irregularidades, el doctor en mando, llamado Augusto, encontró anomalias en la sangre de Iván, parecidas a la sangre que vio en los cadáveres de dos hombres un día antes, de los cuáles aún conservaban sus cuerpos en otra bóveda.

A la mañana siguiente, Marcos llegó temprano a la escuela y fue a buscar al profesor Salazar a su laboratorio, esperaba encontrarlo más calmado para que ente los dos formaran una conclusión e investigación, pero el profesor creía que eso había sido solo un accidente y quería simplemente dejar pasar la muerte de Iván, él prefería que se enfocaran en su preocupación por la posibilidad de la especie invasora, y con la casa de Iván sin vigilancia, ahora podían al menos ir a buscar aquella ardilla.

Mientras tanto, en la morgue, Augusto y su equipo fueron a recoger los cuerpos de los hombres de la pelea, sobre ese caso, uno había muerto debido a un disparo en la cabeza, y el otro debido a una hemorragia, pero no sabían cómo habían pasado exactamente los hechos, aún así, ya iban a incinerarlos, pero cuando fueron a recogerlos solo encontraron un cuerpo, el que había recibido el disparo, el Doctor Augusto se molestó, pues creyó que les habían robado el cadáver, así que llamó al coronel por teléfono para denunciar el caso.

El profesor Salazar y Marcos estaban afuera de la casa de Iván, buscaban una forma de poder acceder a ella, pero no parecía haber nada que se los permitiera sin forzar la entrada, y esto no les convendría para las investigaciones policiales, finalmente prefirieron alejarse, pero al pasar en frente del auto de Iván notaron un olor extraño, el cuál provenía de la cajuela, la cuál pudieron abrir fácilmente, pues no servía muy bien el seguro. La ardilla tenía un olor insoportable a descomposición, así que la metieron en una bolsa, con la esperanza de que aún les pudiera servir para sus estudios.

En su camino de vuelta al laboratorio decidieron pasar por la morgue para preguntar sobre los avances del caso de Iván, pero cuando llegaron a la recepción no había nadie, se adentraron un poco buscando a algún trabajador, pero el lugar estaba desierto, era un pasillo largo y frío, en ese instante se escucharon ruidos hasta el fondo, y la silueta de un hombre corriendo hacia ellos, Marcos relacionó su forma de correr con la de Iván antes de lanzarse por él, y esto hizo que saliera corriendo, pero el profesor lo alcanzó a detener tomándolo del brazo, era solamente el doctor Augusto, con la cara horrorizada, aseguraba que se habían robado un cadáver, pero que este mismo se había aparecido y había atacado a sus compañeros, en ese momento el oficial llegó, escuchó lo platicado por el doctor Augusto y se adentró con su arma en la mano. Al llegar a la última bóveda encontró a un ser aparentemente humano devorando a alguien que llevaba vestimenta de doctor – ¡Levante las manos! ¡Queda arrestado! – Gritó el oficial, pero aquel hombre al verlo se levantó, tenía sangre escurriendo por su boca y órganos del otro cuerpo en sus manos, además los ojos rojos y la piel verdosa, y haciendo un grito horroroso corrió en contra del oficial, quien disparó el arma en el pecho de aquel hombre, una, dos, tres veces, pero esa persona seguía corriendo y no se detenía, hasta que el oficial dirigió su disparo a la cabeza, esto hizo que aquel atacante cayera fulminado en un segundo.