El duende y la sirena

En un pequeño bosque, oculto entre un gran pantano de humo industrial y una enorme jungla de ruido y concreto habitan criaturas encantadas encargadas de mostrar el bien a la humanidad, dos buenos amigos que tienen en común sus poderes y su bondad, uno de ellos un pequeño duende, y el otro, una sirena.

En sus mejores años estos amigos conocían a muchas personas, les ayudaban a ser felices, disfrutar a su familia y ayudar al mundo, pero en los últimos años, con el crecimiento de la jungla ruidosa y el pantano humeante, los humanos desaparecían de a poco, así que no les quedaba más que reunirse en el lago de la sirena y platicar de esos antiguos tiempos y sus experiencias con sus amigos lo humanos.

Un día, mientras platicaban, escucharon una voz, parecía pedir ayuda, pero no parecía pedir ayuda en el modo que ellos conocían, más bien eran órdenes, el duende se acercó al origen de esa voz y vio a una persona cubierta por elegantes y limpias telas, además de objetos brillantes en su cuello, cabeza, pies y muñecas, y al lado suyo una enorme caja extraña con ruedas, a una de ellas le faltaba aire, esa persona le hablaba a otra caja pero una muy pequeña que le respondía, el duende se sorprendió y se regresó al lago con la sirena, estando ahí le platicó lo que vio, los humanos habían encerrado la magia en cajas, la sirena también se sorprendió, ni siquiera ella sabía cómo se hacía eso, pero al parecer, las personas ya no los necesitaban y esto los hizo ponerse tristes.

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En un momento escucharon los arbustos moverse, voltearon para recibir al invitado, era una niña, caminaba hacia ellos pero no los veía, pues tenía una caja de magia con ella y era lo que observaba, no se fijó que estaba cerca de caer al agua, el duende corrió y se paró frente a ella para después decirle en voz alta que tuviera cuidado, la niña se detuvo y apartó su mirada de la caja, observó al duende y lanzó una expresión confundida, no sabía lo que era él, la niña curiosa le preguntó si salía en la tele, duende no sabía de lo que le hablaba, después sirena le habló a la niña, le preguntó que por qué ya no habían ido, la niña no entendía por qué le preguntaba eso, enseguida los arbustos se movieron de nuevo y esta vez entró el hermano menor de aquella niña, al igual que ella observaba la caja de magia, su hermana le advirtió sobre el lago, pero el niño no la escuchó y se cayó al agua, asustado empezó a patalear, no sabía nadar, pero sirena fue por él y lo salvó, lo dejó a la orilla del lago y lo secó usando su magia.

Ya estando todos tranquilos en la orilla del lago los niños le preguntaron a los amigos mágicos quienes eran ellos, sirena les contó sobre sus historias con otros humanos y cómo fue que dejaron de verlos, los niños se cautivaron por la historias de sirena, haciendo a un lado a duende, quien sintiéndose excluido preguntó a la niña por su caja de mágica buscando su atención, enseguida la niña encendió su artefacto y se puso a mostrarle todas las cosas a duende mientras caminaban hacia la sombra de un árbol para sentarse, mientras que el niño al no tener ya su caja, pues se había mojado, decidió quedarse con sirena y escucharla.

El tiempo avanzaba y los niños seguían platicando con las criaturas, hasta que la caja de la niña perdió su brillo y dejó de funcionar, pero duende ya entendía un poco más sobre esa nueva magia, la niña se fue donde estaba sirena contando sus historias y duende se quedó repitiendo en su mente lo que había visto.

Cuando atardeció los niños escucharon a su padre que les llamaba, se despidieron y se fueron. Duende se acercó con sirena y le contó que ya sabía sobre la nueva magia y los nuevos humanos, pero para entenderles debía actualizarse, así que para enseñarle cómo debía ser usó su magia para cambiarse de ropa y empezó a hablar de una forma que sirena consideraba grosera, esto hizo que ambos se molestaran, sirena no aceptaba el nuevo comportamiento de duende y duende le reprochaba que por no actualizarse se estaban quedando solos, así que molestos los dos se fueron sin despedirse.

Ya en su casa duende empezó a reflexionar, sirena no le había hecho nada y aun así él la había ofendido, pensó en que a pesar de los años que habían pasado y los amigos que dejaron de ver, ellos dos seguían juntos compartiendo su amistad y ayudándose, los tiempos cambiaban, pero no era excusa para que las personas no mantuvieran su esencia humana y sus valores, no querría ser una persona moderna si eso significaba perder las amistades y entregarle la atención a una caja mágica. Recordó además cómo llegaron los niños tan perdidos y confundidos, y cómo se fueron sonrientes y alegres después de escuchar a sirena, así que decidió al día siguiente ir a disculparse.

Esa mañana sirena lo esperaba con una enorme sonrisa, veía a duende apenado y sabía que, aunque los tiempos cambiaran siempre tendría a su amigo, se abrazaron y duende le preguntó sobre su truco para no sentirse mal por estar excluida, ella le contó que al estar siempre en el lago se tuvo que acostumbrar a perderse de muchas aventuras en la tierra, pero sabía que la paciencia valía la pena cuando encontrabas una amistad verdadera. Duende tuvo una gran admiración por sirena y le agradeció haber estado juntos en tantas aventuras y, aunque fueran ya pocos los humanos que los visitarían, ellos estarían siempre alegres y dispuestos a ayudar.

Moraleja: La amistad real prevalece aún sobre los tentadores cambios tecnológicos, y es más duradera que cualquier moda pasajera.


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