El viaje de un globo

En un parque de una ciudad había un tanque de helio y un globero trabajando con él, inflando globos que tomaba de una bolsa para después amarrarlos a un hilo y regalárselos a los niños. Dentro de esa bolsa, un globo llamado Bidi se despertó – ¿Dónde estoy? – Preguntó mientras bostezaba – Estamos aquí esperando a ser inflados para que nos den a un mini humano – Respondió un globo que estaba al lado suyo – Es nuestro trabajo protegerlos – Bidi no entendía a lo que se refería, se asomó por arriba de la bolsa y vio como el globero hacía su proceso; inflar un globo, amarrarlo, atarlo a una cuerda y dárselo a un niño, después regresó a su lugar al lado de aquel globo – No sabía que podíamos volar – Dijo Bidi – No podemos, solo con ayuda de lo que está en el tanque – Respondió el otro globo – Y, ¿hasta dónde podemos ir? – Preguntó Bidi al tiempo que miraba hacia el cielo – Pues ningún globo ha vuelto nunca, entonces no podemos saber, por eso nos amarran con ese hilo – Bidi se imaginó cómo podría ser irse volando por todo el mundo y conocer varios lugares – Pues yo me voy a ir – Aseguró Bidi con entusiasmo – ¡Estás loco!, te vas a perder y no podrás volver, quédate, no es tan malo, jugamos con los mini humanos – Decía el otro globo intentando convencerlo de no irse – Al menos prueba quedarte un poco y ya después te vas, si no, no vas a saber ni lo que puedes hacer aquí – pero nada funcionaba para cambiar la idea de Bidi, pues estaba decidido, él quería explorar el mundo.

Luego de un rato llegó un niño a pedir un globo, el globero metió la mano a la bolsa y Bidi saltó entre los dedos del globero, pues quería ser el siguiente, y así fue, cuando estuvo lleno de aire le iban a amarrar el hilo de seguridad, pero Bidi se sacudió tan fuerte que se soltó de las manos del globero y comenzó a elevarse – ¡Adiós a todos! – Bidi subía más y más, veía a lo lejos a otros globos jugando con sus mini humanos y pensaba – Se ve un poco divertido, pero no necesito probarlo, estoy seguro de que hay algo mejor –.

Durante su camino se encontró con una parvada de pájaros que volaban juntos – Hola amigos voladores – Les saludó – Que sorpresa encontrarnos un globo – Respondieron las aves – ¿A dónde van? – Preguntó el globo – Vamos a emigrar, hacia las playas cálidas y tibias, es mejor que este frio, ¿Quieres venir con nosotros? – Dijeron mientras le ofrecían unirse al grupo – No gracias, suena interesante, pero creo que más arriba están las mejores cosas – Se despidieron y el globo continuó con su camino.

Más arriba se topó con un avión, se enganchó al lado de una ventana donde dos pasajeros platicaban entre ellos – ¡Que divertido! El parque de atracciones más grande del mundo, velocidad, diversión y entretenimiento ¡allá vamos!  – Bidi después de escuchar se preguntó – ¿Podría ir a dar una vueltecita y después continuar con mi camino? – Estaba casi convencido de irse pegado a ese avión, pero finalmente decidió – No, no puedo perder el tiempo, debe haber algo mejor más arriba – Se soltó de donde estaba y siguió elevándose.

Tiempo después llegó a una estación espacial, donde se preparaba una nave para regresar a la tierra – Estoy ansioso por volver a casa y ver a mi familia – Decía uno de los astronautas – Dímelo a mí, llevo tiempo sin saber nada de mis amigos – Bidi pensaba en los compañeros y amigos que no pudo tener porque no quiso esperarse, ni siquiera sabía el nombre del único globo con el que había hablado. Se puso un poco triste, intentaba convencerse de que arriba había algo mejor y se fue.

Bidi seguía moviéndose, pero dejaba de ver la tierra, se dio cuenta de que se encontraba solo, de pronto empezó a sentir calor, había una esfera enorme a la que se acercaba, quería cambiar de dirección, pero no conseguía nada a pesar de sus esfuerzos. Aceptando su destino se quedó quieto, y prefirió tomar ese tiempo para disfrutar de la vista, en realidad no se veía mal, pero le habría gustado que ese momento hubiera tardado más en llegar y habría podido probar de aquellas cosas a las que se negó.

Moraleja. Es mejor ser paciente y disfrutar del momento, que ser impaciente y perderselo todo.