El cuarto banco

–Finalmente despertó! Demonios pasó tanto tiempo, espero que recuerde como caminar jajaja– Después de revisar algunas hojas el doctor dijo –En una hora aproximadamente podrán pasar a visitarlo, pero solo dos personas– Mientras Alicia, la madre de Emilio sonreía agradecida, su hermano Jonathan permanecía serio, una lágrima resbalaba por su ojo ¿Cómo fue posible que terminaran ahí? ¿Qué había fallado? Menos mal que quien lo encontró no tardó en llevarlo al hospital, pero alguien no había hecho bien su trabajo, Jonathan terminó de reflexionar y se fue a su casa a revisar las grabaciones una vez más, tenía 5 años haciéndolo y ya se las sabía de memoria, a excepción de esa que estaba dañada y que no se veía completa, pero en fin, esa no importaba, ahí no salía su hermano.

Al día siguiente, en el hospital Jonathan desde lejos escuchó que el doctor y la enfermera mantenían una conversación, –Recuerdo que cuando llegó el paciente estaba muy mal, su voz se cortaba y no se entendía bien, pero estaba diciendo algo relacionado a que se cayó de las escaleras doctor, antes de perder la conciencia y quedar en coma–¿¡Caerse de las escaleras!?– Se preguntó Jonathan muy confundido –Emilio no tenía nada que hacer cerca de escaleras– pensó, volvió a revisar los videos y se dio cuenta que su hermano había estado en un lugar diferente al que él creía, se había confundido de persona, pero ¿En cuál grabación estaba entonces…? Ahí lo entendió, la que estaba dañada. Sin perder tiempo fue a la casa de Alan para preguntarle ciertas cosas, pues él había sido el último compañero de Emilio, mientras llegaba a su casa hacía memoria de los planes de la captura.

(6 años antes) –Se reportó otro robo, esta vez fue el banco de la Provincia Norte, estamos acabados– Era lo que decía el jefe de la junta del lunes 6 de marzo de aquel año, y esa vez era algo para preocuparse, pues con ese ya iban 3 bancos asaltados con éxito, tenían cámaras de seguridad y según las grabaciones parecían ser siempre los mismos sujetos, robaban bancos por orden de este a oeste y eso les hacía saber cuál sería el cuarto banco que intentarían asaltar, este era el más grande, un robo aquí supondría una crisis enorme, pero no sabían cuando sería, había que preparar algo fuerte, eficaz y definitivo, la junta duró alrededor de 3 horas sin lograr armar un plan convincente, pues todo llevaba a lo mismo, era demasiado dinero para montar un operativo permanente hasta que el rival atacara, Alan llegó a su casa después de ese largo día, su esposa cariñosa como siempre intentó platicar con él, pero este no tenía ganas de conversar y fue directo a dormir, sin comerse su platillo favorito, el cuál su esposa le había preparado, calabazas rellenas y spaghetti en salsa verde.

Al día siguiente se abrió un nuevo debate, si se tendría que trasladar todo el dinero a otro banco en pequeños viajes, había quienes opinaban que era lo mejor, y quiénes se referían a esa como la idea más peligrosa, por la diferencia de un voto, esa estrategia no se llevó a cabo, Alan propuso que el banco solo atendiera a la gente sacando cita en línea, y organizarse de modo que solo hubieran 5 clientes en el banco, y así seria menos peligroso algún cruce de balas, y que además se les dieran armas a los empleados, parecía una buena idea, pero Ángel se opuso –El banco perderá a muchos clientes con este trato tan lento y agobiante– Alan respondió –Si, talvez, pero en estos momentos hay que tomar medidas bastante delicadas, hay muchas cosas en juego– Pero Ángel siguió oponiéndose -Mejor montamos algún dispositivo de pinchar llantas alrededor del banco, que se retraiga y se esconda, cuando los ladrones quieran escapar, aparece eso y los detiene- Era una idea brillante, todos la apoyaron, solo había que ajustar detalles, para el miércoles ya tenían un plan perfecto, Jonathan rondaría el lado este del banco, Ángel el lado oeste, Alan y Emilio cubrirían toda la parte de atrás y al frente dejarían a los novatos Alex y Miguel, aunque fuera un poco desesperante, debían cuidar diario cada quien su lugar, adaptarse a él y conocerlo, y a la vez en la estación estarían muy pendientes pues en cualquier momento podrían recibir mensaje de alerta, en especial cuando fuera el descanso de los chicos, tenían solo 7 horas libres, que usaban de preferencia para dormir, podrían ser pocas horas libres, pero era perfecto para cometer un robo.

Jonathan finalmente llegó a la casa de Alan y le cuestionó sobre por qué Emilio no estaba esa noche en el lugar que le correspondía, Alan algo preocupado, rascándose la oreja dijo que los habían reubicado, no tenía idea de por qué y no sabía a donde habían mandado a su hermano, Jonathan se fue de ese lugar sospechando de Alan, quien se veía muy nervioso, finamente llegó a la comisaría para encontrarse a Ángel, y contarle sobre lo que había pasado, Ángel riéndose le preguntó que si de casualidad Alan se habría rascado la oreja, Jonathan afirmó y la sonrisa de Ángel desapareció, –Cuando Alan está nervioso y se rasca la oreja es porque oculta algo– Ángel continuó –Igual no precisamente tuvo que haber sido mentira aquello, el jefe no es que sea de mucha confianza mía, pero ¿Y si los reubicó sin habernos dado cuenta nosotros? La verdad a mí no me sorprendería– Jonathan estaba algo consternado, había sido un plan, casualidad, o alguien responsable de que el plan para proteger el cuarto banco haya fracasado, aunque les faltó muy poco para poder atraparlos, si Emilio no se hubiera lastimado habrían podido perseguir a los ladrones en lugar de quedarse a buscarlo, aunque para esos ladrones pudo ser un escarmiento, pues después de eso ya no volvieron a robar, pero ¿Qué había pasado exactamente con la lesión de Emilio?

Esto lo estaba encerrando, de momento todos parecían tener cola para pisarles, y en especial Alan, o el jefe quien se llevaba el crédito mientras todo el problema era para los de abajo, o acaso… Alex y Miguel se habían mantenido muy discretos todo este tiempo, no eran verdadera parte del equipo, parecía que no les importaba perder el caso, y además la noche del accidente fueron los últimos en llegar, finalmente Jonathan sin tener poder ni pruebas para culpar a alguien por algo tan delicado debía esperar y mantener solo sus especulaciones y sospechas. Hasta que no hubiera un inocente, todos eran culpables para él.

Desesperado, se decidió por preguntar directamente a cada sospechoso, fue primero con los nuevos colegas, entró a su oficina, cerró con seguro la puerta y les gritó –¿¡Qué estaban haciendo la noche del robo!? ¿¡Estaban con los ladrones, les ayudaron a escapar, porque no ayudaron a Emilio!?– Ellos asustados por la agresividad de Jonathan explicaron su versión –Escuchamos disparos y nos dio miedo, nos ocultamos tras un contenedor de basura y esperamos a que todo pasara, éramos unos novatos, pero nos sentimos muy mal por dejar solo a nuestro compañero– ¿Pero cómo saber si creerles? Jonathan salió furioso y se fue a la casa de Alan, al llegar golpeó la puerta, Alan salió para ser increpado por Jonathan sobre ese caso ¿Qué había hecho esa noche? Y entre lágrimas Alan le confesó –Para esos días había descuidado mucho a mi esposa, estaba en peligro de perderla, por poco nos divorciamos, la verdad ese día dejé solo a Emilio porque me vine a casa a ver a mi mujer, mientras ustedes exponían su vida allá afuera, yo estaba en mi hogar disculpándome con mi esposa, perdóname amigo, no pensé nunca que algo así pudiera pasar, desearía haber estado ahí y ayudarles, esa decisión me confunde y me abruma, no he podido estar en paz desde que Emilio está en el hospital– Nuevamente Jonathan furioso se fue, sentía que nadie le confesaba la verdad, pero si era así, entonces el jefe debía ser el mago detrás de todo, de vuelta a la comisaria Jonathan irrumpió en la oficina del jefe y empezó a culparlo, pues si no hubiera sido por su mala organización el equipo habría sido más unido y seguro y Emilio no habría recibido ese daño, Jonathan continuaba reclamando hasta que el jefe lo detuvo –¡Tú no eres nadie para hablarme así! Escúchame bien, las decisiones que tomo aquí son decisiones muy importantes, es imposible salvar a todo el mundo, y sin embargo estamos comprometidos a morir por él, hice un juramento por cada sección de esta nación, fui sujeto a tantas cosas que no tienes ni idea, nadie sufre más que yo cuando se pierde un elemento, yo no tengo necesidad alguna de dañar a este país, además de que con este trabajo mantengo a mi familia, y esa es la principal razón por la cual lo hago de la mejor manera que puedo, pero ¿Qué me dice usted? ¿Ha sospechado de usted? ¿Qué estaba haciendo esa noche? No tiene familia para mantener, se la vive en fiestas, con ese dinero sería el más feliz, ¿O busca dejar a alguien como culpable para irse y que no se sospeche de usted?, Voy a abrir una investigación en contra suya, talvez en este momento sin darme cuenta resolví ese caso yo ¡Lárguese de aquí!– Muy triste, furioso, confuso y sintiéndose culpable, Jonathan regresó a su casa, se tumbó en su cama y se quedó dormido cubierto de lágrimas.

Al día siguiente en el hospital el cuarto de Emilio se llenó de movimiento, estaba a punto de morir, Jonathan llegó corriendo a verlo, le pidió que por favor lo perdonara y que le dijera que había pasado, que el lo iba a vengar, pero con una gran sonrisa calmada Emilio suspiró lentamente –El destino ya está haciendo venganza, creí que sin Alan sería muy fácil avisarles y robar, pero por acelerado me ocurrió esto, no sabía que las escaleras hacia la caja fuerte fueran tan altas–.


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