Leno era un perro al que le gustaba jugar, tenía muchos juguetes, pero su juguete favorito era un hueso de goma, solía ir al patio de su casa y enterrarlo, después lo buscaba y se lo llevaba a otro lado.
Un día llegaron dos ardillas a vivir a su patio, se llamaban Tefe y Pifi, llevaban consigo muchas bellotas, al ver Leno lo que llevaban se llenó de curiosidad, nunca había visto una de esas y quería una, así que fue con las ardillas y les ofreció su hueso de goma a cambio de una bellota, ellas aceptaron e hicieron el intercambio, al tener Leno esa bellota se puso a investigar qué era y para qué la podría usar, pero se decepcionó cuando descubrió que no era algo suave, no rebotaba y definitivamente no era un juguete, así que, desanimado intentó regresar con las ardillas para deshacer el cambio, pero ellas se negaron, ya había hecho un trato y tenía que respetarlo.
Leno se fue muy triste pensando lo que podría hacer con esa bellota, a las ardillas les servían, pero a él no, iba caminando decepcionado cuando se encontró con un ratoncito que llevaba una bola de estambre, el ratón al ver la bellota de Leno le ofreció cambiársela por su estambre, Leno no tenía nada que perder, así que le cambió la bellota y se fue a la sala de la casa.
Estando en la sala intentó encontrarle una función al estambre, lo olfateó, lo lamió, lo escuchó y lo vio por varios minutos, pero fue inútil, esa bola de estambre no servía para nada, en ese momento se le ocurrió una idea, tal vez las ardillas podrían querer cambiarlo por su hueso, así que fue con ellas a ofrecerles un nuevo trato, pero al escuchar la propuesta del perro las ardillas se empezaron a burlar de él, pues ya había hecho un trato y debía respetarlo.
Leno se fue triste de vuelta a la sala cuando se cruzó con Mufa la gata, quien llevaba su vieja manta para tirarla a la basura, pero al ver la bola de estambre que tenía Leno, le ofreció cambiársela por su manta, Leno no tenía nada que perder, así que le cambió la bola de estambre y regresó al patio.
Estando otra vez en el patio, Leno tendió la vieja manta y se recostó, pero picaba tanto que se levantó enseguida, otra vez tenía algo que no le servía para nada y extrañaba mucho su hueso, pero Tefe y Pifi jamás iban a querer devolvérselo a cambio de esa fea manta, finalmente, cansado prefirió llevarla a la basura y olvidarse de todo, pero justo en ese momento una mamá cuervo bajó volando y aterrizó frente a él, sostenía un trozo de papel en su pico, la mamá cuervo había visto a Leno desde lejos y esa vieja manta le serviría para su nido, así que le ofreció cambiársela por su trozo de papel, Leno no tenía nada que perder, así que cambió la vieja manta y se fue a recostar a la puerta de la casa con ese trozo de papel que le cambió la mamá cuervo.
En ese momento una campanilla empezó a sonar, era un señor que iba en su bicicleta vendiendo juguetes para mascotas, entre ellos muchos huesos de goma, se paró frente a Leno y le preguntó si quería uno, Leno reconocía esas palabras, pues era lo que le decía su amo cuando lo llevaba a la tienda, así que hizo lo que hacía con su amo, brincó feliz, dio una vuelta y se sentó mirando con ternura al vendedor, éste creyó que Leno estaba tan bien entrenado que podía comprar sus propias cosas, pues incluso llevaba un billete en el hocico, así que estiró la mano y Leno entendiendo la seña le dio el billete, el vendedor lo tomó y se sorprendió, con ese billete alcanzaba a comprar 5 juguetes y de entre la variedad de juguetes que el vendedor llevaba Leno eligió 5 huesos de goma, se los entregaron en una bolsa de papel reciclado y Leno se fue feliz al patio a jugar con sus nuevos huesos.
Ya estando en el patio se le acercó la ardilla Tefe, pues quería deshacer el trato y recuperar su bellota, pero era tarde, habían hecho un trato y debía respetarlo.
Mía era una niña muy juguetona, vivía en una pequeña ciudad en una pequeña casa blanca con un pequeño patio trasero, en su patio había un pequeño árbol y en ese árbol Mía tenía una pequeña casita que le había hecho su papá.
Todos en esa ciudad conocían a Mía, y la reconocían porque siempre llevaba un listón rosa en su cabello, se lo había regalado su papá antes de irse a un viaje de negocios, a Mía le gustaba mucho ese listón.
Un día Mía recibió una noticia por parte de su mamá, su papá ya iba a volver de su viaje, Mía se emocionó bastante y se fue a cambiar de ropa usando su listón rosa, su mamá le había dicho que no se ensuciara para que cuando su papá llegara la encontrara limpia, así que Mía se fue a jugar en su casa del árbol, pues ahí no habría riesgo de manchar su ropa.
Más tarde Mía sintió un poco de sueño y decidió irse a acostar a su cuarto, pero cuando estaba bajando del árbol su listón se jaló con una rama, se soltó de su cabello y salió volando, Mia corrió persiguiendo su listón que era desplazado por los aires, hasta que este se elevó más y se perdió totalmente entre las nubes.
Mía regresó preocupada a su casa, no tenía su listón y su papá iba a estar triste, así que rápido intento sustituir su moño con algo que encontrara por la casa, fue al cuarto de su mamá y tomó una bufanda rosa y se la puso en la cabeza, pero estaba tan grande que le daba mucho calor, así que fue a buscar otra cosa, entró a la sala y vio un adorno de escarcha rosa, intentó ponérsela en la cabeza pero este se deshacía y le provocaba picazón, prefirió seguir buscando, llegó a su cuarto donde encontró un pequeño plumón rosa, este parecía confundirse entre su cabello, pero era tan rígido que le incomodaba, en eso su mamá la llamó para comer, Mía se sentó en la mesa frente a un plato de spaghetti, estaba tan desesperada que tomó una tira y se la acerco a la cabeza, cuando iba a colocarse el spaghetti en el cabello su mamá la vio y la detuvo, le preguntó que dónde estaba su listón y Mía empezó a llorar, le contó lo que había pasado y cómo estuvo intentado reemplazarlo, también le contó su preocupación sobre lo triste que estaría su papá al ver que perdió su regalo, su mamá escuchándola sonrió, la abrazó y la tranquilizó, su papá iba a estar feliz por volver a verla y no tenía por qué estar triste, Mía se calmó un poco, aunque seguía triste por haber perdido el regalo de su padre.
Más tarde alguien llamó a la puerta, Mía se dirigía a abrir pero su mamá desde lejos le gritó que esperara, Mía confundida volteó para preguntarle por qué y la vio apresurada bajando las escaleras con un pequeño listón rosa en la mano, se lo puso a Mía y después abrieron la puerta, era su papá, Mía lo abrazó y le enseñó el listón que tenía, su papá la miro cariñosamente y después la abrazó, luego se acercó la mamá y se abrazaron todos, el papá de Mía se dirigió a su Mamá – ¿Y el listón que te regalé? – Le preguntó – Perdón, es que se me perdió – Respondió mientras le giñaba el ojo a Mía.
Había una vez un niño llamado Daniel, tenía problemas para dormir, pues su casa estaba al lado de una fábrica de focos, y esta fábrica trabajaba de noche porque así era más fácil para los trabajadores comprobar que los focos encendieran y tuvieran un correcto funcionamiento.
Con el tiempo Daniel se acostumbró a no poder dormir en las noches, pues además de las luces de la fábrica, también los ruidos que causaban las máquinas ayudaban a mantenerlo despierto. Su solución fue sencilla, él se iba por la mañana a la escuela, todas las tardes, regresando a su casa “cenaba” y se iba a dormir y se despertaba al anochecer, justo cuando la fábrica empezaba a trabajar, en ese momento tomaba su “desayuno”, hacía sus tareas, jugaba, se bañaba, comía y se cambiaba para irse nuevamente a la escuela, todo mientras sus papás dormían. Mientras sus compañeros batallaban para despertarse e ir a la escuela, él ya estaba listo para regresar a dormir apenas se terminaran las clases.
Un día, mientras Daniel estaba dormido, una tormenta afectó la conexión eléctrica de la ciudad y provocó que se fuera la luz. La fábrica no trabajó esa noche y al no hacer ruido, Daniel no se despertó al anochecer como de costumbre, si no al amanecer, él no sabía lo que había ocurrido, sus ventanas estaban tapadas para no ser molestado por la luz del sol mientras dormía por las tardes, y, por si fuera poco, su reloj marcaba las 8:00, la hora a la que se despertaba en la noche. Así que no pudo darse cuenta que ya era de día. Daniel estuvo todo el día haciendo sus actividades cotidianas, las que se suponía hacía en la noche, incluyendo el arreglarse para irse a la escuela, cuando salió de su casa ya había anochecido otra vez, pero lo confundió con la oscuridad de las mañanas, las calles estaban un poco transitadas por las personas que regresaban de sus casas para trabajar y las tiendas estaban abiertas, no había nada anormal.
Daniel llegó hasta la parada del autobús que lo llevaría a su escuela, los minutos pasaban y ningún camión llegaba, Daniel tenía pendiente por llegar tarde, así que prefirió caminar hasta su escuela, continuó su trayecto a medida que las calles parecían menos transitadas, al llegar a la escuela el ambiente estaba desértico, los pasillos eran fríos y mientras caminaba escuchaba sus pisadas, sin mencionar que no se veía nada, era extraño que para esas horas aún no saliera el sol.
Daniel empezó a preocuparse, el mundo parecía presentar un extraño fenómeno, no había sol ni gente, como en todas aquellas historias donde quedaba solo una persona en todo el mundo, y como aquellas historias lo decían, solo él podía ser el salvador del planeta, pero primero debía descubrir que sucedía, caminó por la calle sin éxito, todo estaba igual de vacío.
Más adelante se topó en la calle con otro explorador, llamado Tommy, al igual que Daniel, estaba buscando la razón del por qué dejó de salir el sol, como no tenían hipótesis ni pistas decidieron reconstruir los hechos desde la última vez que los rayos solares habían iluminado la ciudad. Daniel platicó su rutina diaria y la forma en que simplemente desapareció el cuerpo celeste, mientras que la descripción de Tommy era un tanto más intrigante, él estaba en su patio bebiendo jugo, cuando un objeto cayó del cielo y lo golpeó, después de eso no recordaba nada, solo el haber despertado en la oscuridad.
Daniel creyó que sería buena idea que fueran a buscar aquel objeto, podría ser la clave de lo que estaba ocurriendo, así que sin perder tiempo corrieron hasta la casa de Tommy y buscaron algún instrumento o cosa irregular en el suelo del patio, lo que encontraron fue una pequeña esfera blanca ¡Parecía un sol en miniatura! Posiblemente esa era la razón y algo había encogido el sol, debían encontrar la manera de volverlo a poner en su sitio lo más pronto posible, intentaron con varios métodos, una resortera, una pistola a chorro, una catapulta casera e incluso lanzarla con la mano, pero en todos sus intentos esa esfera terminaba cayendo de nuevo al suelo.
De pronto a Tommy se le ocurrió atar la esfera a un globo y que éste la elevara hasta su lugar natural, Daniel estuvo de acuerdo, y para su fortuna, él tenía lo necesario en su casa, así que fueron a buscar el material y después se dirigieron a un campo abierto para preparar el lanzamiento, era muy tarde pero estaban cerca de la solución, colocaron una pequeña canastita en el extremo del hilo del globo y ahí dentro depositaron la esfera, finalmente lo soltaron, su invento se elevaba de a poco, parecía que iba a tomar mucho tiempo, así que optaron por ir a dormir y revisar al día siguiente si había funcionado.
Daniel estaba en su cama durmiendo muy profundamente cuando unos gritos en la calle lo despertaron – ¡Daniel, funcionó! – Tommy estaba corriendo de un lado a otro extendiendo sus manos al cielo y disfrutando los rayos del sol, Daniel llegó a prisa terminando de ponerse su suéter, ambos se abrazaron, lo habían resuelto y el sol había regresado.
Como todas las mañanas, Juan se despertó y se dirigió a su cocina, esta vez quería desayunar panqueques, todas las noches soñaba con la comida que querría para el desayuno siguiente, y todos sus sueños lo hacían moverse de un lado a otro sobre la cama debido al hambre que le provocaban.
Juan empezó por abrir el refrigerador, pero como todas las veces, algo le faltaba para poder preparar su desayuno, así que fue a la tienda de la esquina, pero como todos los días, esa tienda se tardaba en abrir, lo cual provocaba que a Juan se le hiciera todo el tiempo tarde.
Cuando por fin regresó a su casa, Juan preparó el desayuno, se puso su chaleco de seguridad y se cepilló los dientes, pero como iba atrasado en tiempo no alcanzó a buscar bien su par de calcetines, y como todas sus presentaciones al trabajo, fue con calcetines distintos, lo cual causaba que todos sus amigos se burlaran de él.
Cuando terminó su turno, como todas las tardes, Juan fue al jardín a comprarse una nieve de su sabor favorito, limón, pero algo malo ocurrió, la nieve de limón se había terminado, nunca antes se había terminado la nieve de limón, solo había nieve de mango, pero el no se comería eso, trabajó muy duro ese día y se merecía una nieve de limón, así que caminó en busca de algún lugar donde la pudiera conseguir.
Juan estuvo el resto del día buscando, pero no encontró nada, decidió regresar a su casa, ya se le había pasado su hora de comida y debía cenar y dormirse temprano para ir a trabajar al día siguiente, así que, como todos sus viajes de vuelta a casa, pasó en frente de una fonda donde pidió su cena, pero tenía tanta hambre que esta vez no compró medio platillo como todos sus pedidos, si no que eligió dos porciones completas y se fue a su casa.
Ya estando en su casa cenó, se sentía muy satisfecho, después de un rato hizo su rutina de ejercicio y se bañó, enseguida se fue a dormir, pero aún se sentía muy cómodo con respecto a su hambre, no sentía vacío en el estómago como todas las noches anteriores. Esa vez Juan no soñó con el desayuno, no tuvo hambre y durmió bien, al día siguiente pudo prepararse el desayuno que se le ocurrió con lo que tenía en casa, no tuvo que ir a la tienda, no se le hizo tarde y por primera vez, llevó un correcto par de calcetines al trabajo. Ahora todos los días come bien, hace ejercicio para mantenerse sano y controla su horario.
Luis preparó su auto y metió su canasta de comida, había planeado este viaje durante semanas, y por fin había llegado el día en que se iría de picnic, revisó su mapa y leyó cuidadosamente la lista de preparativos por quinta vez – Pastel, listo, Mermelada, listo, fruta, listo, silla, listo, agua, listo, ensalada, listo, sándwich, listo – Una vez terminada su revisión encendió el auto, puso su disco favorito y se fue.
Mientras conducía iba revisando su mapa, tenía 5 lugares marcados a donde podría ir, pues no quería que nada arruinara su día, en caso de que alguna zona no estuviera disponible, iría a la siguiente. El primer lugar era un lindo lago con pastizales muy verdes y montañas a lo lejos, cuando llegó vio que estaba lleno de gente, incluso la mayoría sus vecinos, pero él prefería un lugar más tranquilo, así que tachó esa zona del mapa y siguió para ir al segundo lugar.
Este segundo lugar tenía un rio fresco y piedras lisas para usar de mesa, al lado de un acolchonado césped, además, estaba rodeado por árboles, cuando llegó no había nadie, así que feliz comenzó a bajar las cosas de su cajuela, acomodó su manta y sacó la comida de la canasta, estaba listo para comer, pero un ruido extraño empezó a escucharse, era un enjambre de abejas que parecían ser atraídas a su comida, Luis asustado guardó todas las cosas a prisa en el auto y se fue, pero se le olvidó guardar el pastel y la mermelada.
Luis tachó el segundo lugar en su mapa y se dirigió al tercero, una presa, con pocos árboles, pero tan altos que daban sombra agradable y permitían entrar a las frescas corrientes de aire, al llegar al lugar, Luis bajó las cosas de su auto y se preparó para continuar su día de campo, por fin podría comerse ese delicioso pastel, pero primero debía encontrar el pastel, buscó y buscó pero no lo encontró, bueno, eso no le arruinaría el día, iba a comerse ese apetitoso sándwich, pero justo cuando iba a darle una mordida una fuerte alarma lo asustó, esto provocó que lo soltara y se le cayera al suelo, después unos sujetos se acercaron a él, eran trabajadores e iban a darle mantenimiento a la presa, por lo cuál Luis tuvo que guardar sus cosas nuevamente e irse.
Luis estaba algo decepcionado, pero se mantenía positivo, aún le quedaban dos lugares para terminar su descanso, el cuarto lugar era un campo de flores en lo alto de una montaña, desde ahí se podía ver todo el pueblo y la puesta del sol, cuando llegó iba a acomodar lo que le quedaba, no había pastel ni sándwich, pero sí una rica ensalada, aunque ahora debido a su desconfianza prefirió sacar solo su botella de agua, se sentó y se quedó observando el paisaje por un rato, hasta que vio una pipa de agua acercarse, iban a regar toda esa área y, por consecuencia, el lugar se llenaría de lodo, Luis se levantó y se fue.
Después de un plan casi fracasado, y un largo día, a Luis solo le quedaba un último lugar, el patio de su casa, cerca de su cama, su cocina, su baño y su estéreo, algo que en cualquier otro día no tendría una relevancia importante, pero que ese día, después del cansancio, el viaje en auto y los paisajes visitados, era el lugar perfecto para descansar, cuando llegó estaba casi oscureciendo, los vecinos parecían no estar en sus casas por lo tanto no había ruido, Luis se comió su ensalada a la luz de las estrellas cantando su disco favorito, y así pudo disfrutar un día de campo por la noche en su patio.
Había una vez un pueblo muy colorido en la costa del mar, el pueblo era feliz y querían mucho a su rey, el rey Valdivar, quien vivía en un castillo en medio del mar con un puente largo que lo conectaba a la costa. En ese castillo había un sótano oculto, debajo del mar, ahí se guardaba un secreto del rey, nadie sabía que era, ni siquiera los guardias, quienes debían cuidar que nadie entrara, pues solo podía hacerlo el rey. Había rumores sobre lo que podía haber en ese lugar, algunos decían que tenía un tesoro maldito, otros aseguraban que ahí vivía un mago que le daba vida eterna al rey y unos cuantos más decían que el rey se convertía en pez y salía al mar, pero nadie sabía la verdad.
El rey no tenía familia, era el último de sangre real y no había herederos conocidos, un día, mientras se dirigía al comedor real, el rey se tropezó en la escalera y se lastimó, esto no le provocó ningún daño, pero le hizo cuestionarse sobre quién sería el siguiente líder del pueblo cuando él no estuviera. Preocupado llamó a su consejero real y al general del reino, entre los tres tuvieron una junta donde el general propuso una expedición en búsqueda de sangre real, mientras que el consejero dio como propuesta el ceder el reino a otro rey vecino, dejándolo expandir su territorio pero a cambio de proteger al pueblo como uno más de los suyos, el rey sabía que la primer propuesta sería imposible, pues estaba seguro de que no quedaba nadie en su familia, mientras que la segunda le parecía rendición y entrega injusta de su pueblo, pues un rey no protegería simplemente de otras personas y, además, temía que incluso los fuera a tomar de esclavos. Finalmente, el rey decidió organizar una serie de eventos entre habitantes del pueblo para decidir quién sería el nuevo príncipe de pueblo coral y el futuro rey.
La noticia comenzó a propagarse rápidamente por todo el pueblo, las madres intentaban convencer a sus hijos de participar, los jóvenes entrenaban y se medían trajes para el evento, algunos llenos de materiales costosos y unos pocos algo más humildes, dependiendo del estatus de la familia y el oficio de los padres. Entre ellos estaba un joven llamado Brandon, él era un pastor muy querido por el pueblo, de familia humilde a la cuál quería mucho, sus padres hablaron con él sobre participar en el evento del rey, y sus vecinos de alrededor lo respaldaban, pero él no tenía una imagen suya sentado en un trono gobernando, le gustaba su habitación hogareña y estar con su familia, el problema era que la quería tanto que sentía que no participar sería decepcionar a todos, así que pensó en ir a buscar al rey y solicitarle espacio para participar, pero también deseaba que su petición no fuera a ser tomada en cuenta y deshacerse de esa preocupación.
Cuando llegó a las puertas del castillo se encontró con una fila de concursantes que querían inscribirse, conocía a la mayoría, pero había un chico que no parecía ser de ese lugar, quería acercarse a él para saludarlo y preguntarle quién era, pero vio como llegaba antes el consejero real a recibirlo, Brandon le preguntó a uno de los participantes si conocían la relación de aquel sujeto con el pueblo, ahí se enteró que ese tipo era habitante del reino vecino y el consejero real lo había traído para que concursara, eso explicaba el apoyo que parecía tener, el equipo caro y la zona exclusiva alejada del resto. Nunca había sido de su total confianza aquel consejero, así que Brandon se escurrió para espiar la conversación que tenían, ahí descubrió un peligroso plan del consejero, entregar el pueblo con el rey vecino, tomar un puesto de mayor importancia y robar lo que tuviera el rey en su sótano secreto.
Brandon no podía entregar a su pueblo, pero tampoco podía contar los planes del consejero, pues nadie le creería, así que finalmente se decidió a competir.
El día de la competencia llegó, los campos para concursar estaban repletos de gente, tanto local como visitantes que iban a disfrutar del evento. El rey estaba en el lugar principal para ver todo con claridad, una vez que estuvieron listos sonaron los tambores y las trompetas para dar aviso a la primer prueba, la cuál consistiría en una carrera. Los diez participantes se colocaron en la línea de salida, entre ellos Brandon y el tipo del otro pueblo, quienes estaban uno al lado del otro. Los gritos de la gente favorecían claramente a Brandon, esto molestó al consejero, se acercó a su invitado y le susurró algo al oído, en ese momento se escuchó un disparo, era el indicador del comienzo de la carrera. Todos los competidores arrancaron, pero algo movió el pie de Brandon, quien se tropezó y se quedó en el suelo, la gente se quedó en silencio y preocupada, pero Brandon se levantó, y sin importarle la distancia corrió lo más rápido que pudo, finalizando la carrera en tercer lugar, quedando en primer lugar el chico invasor.
Brandon no quiso discutir ni pelear, iba a seguir concursando intentando ganar el siguiente reto, para este segundo evento se iban a eliminar a los últimos cuatro competidores del concurso anterior, y consistiría en una batalla de equipos de tres contra tres, el equipo vencedor pasaría a la final, pero para la mala suerte de Brandon, su enemigo ahora iba a ser su compañero. Una vez divididos los equipos se les explicó el modo de juego, dos de los integrantes deberían tapar sus ojos mientras otro debía guiarlos para completar tareas en equipo, en el equipo de Brandon él era quien debía guiar, así que los equipos se prepararon y la partida comenzó, Brandon se puso a dar instrucciones a sus compañeros, uno de ellos le obedecía, pero el otro no, se trataba del foráneo, quien ignoraba a Brandon y hacía actividades por su cuenta, pero las hacía de una manera muy precisa, como si estuviera viendo. Brandon nuevamente no quiso quedarse a discutir y se puso a trabajar solo con su compañero que si lo obedecía. El tiempo se terminó y revisaron los resultados de ambos equipos, donde el equipo de Brandon ganó por una gran diferencia. Esta vez Brandon si encaró a ese tipo, pues eran un equipo y no había obedecido las indicaciones, pero además, Brandon sabía que durante todos los desafíos ese tipo había hecho trampa, en este evento al cambiarse la venda de los ojos por una más transparente, y en la carrera anterior al hacerlo tropezar al inicio, el sujeto lo amenazó prohibiéndole decir lo que sabía, o sufriría consecuencias graves. Brandon impotente se fue.
En el último evento, con solo tres competidores, el objetivo era atrapar a un escurridizo pez en un lago, por medio de redes y cañas de pescar. Los tres concursantes estaban en diferentes puntos sobre botes, un silbido sonó y comenzó el evento, todos los espectadores gritaban y apoyaban a su preferido, estaban a punto de conocer a su futuro Rey, Brandon parecía estar cerca de atrapar al pez, ya lo tenía enganchado a su caña, pero en una orilla, entre los espectadores, una niña se resbaló y cayó al agua, Brandon al darse cuenta quiso remar hacia donde estaba la niña, pero el bote no se movía, así que saltó al agua y nadó para rescatarla, el chico del otro pueblo saltó también al agua, pero éste lo hizo para subirse al bote de Brandon, tomar su caña y levantar al pez. Fue el ganador del concurso.
Finalmente se hizo la ceremonia de premiación, los tres finalistas estaban parados en línea frente al castillo, el rey le dio un trofeo al ganador, mientras todo el pueblo observaba triste y con miedo, no sabían lo que les esperaba con la entrega del reino. Enseguida llegó el consejero real con la corona del príncipe sobre un cojín, el rey la tomó y se acercó a los finalistas, el chico del otro pueblo estaba inclinando su cabeza para recibir la corona, pero el rey pidió en voz alta a Brandon que se hincara, el pueblo se quedó en silencio, el concursante foráneo y el consejero real estaban llenos de sorpresa y muy molestos, el rey colocó la corona en la cabeza de Brandon y todo el pueblo se volcó en gritos y felicitaciones para el nuevo príncipe. El consejero le reclamó al rey porque Brandon no había ganado el concurso, el rey respondió que el príncipe no se definiría por el ganador del concurso, si no por su forma de participar y enfrentar los desafíos, Brandon se había tropezado al inicio y aún así continuó haciendo su mejor esfuerzo, fue un líder en el segundo evento a pesar de que algunos no quisieron trabajar en equipo, y sobre todo, sobrepuso a un habitante de su pueblo por encima del concurso, esas eran las mejores cualidades que alguien podría tener para dirigir un pueblo, mientras que el ganador del concurso no demostró más que egoísmo y ser un tramposo.
Brandon se hizo príncipe, corrió al consejero real y encerró al concursante que lo había amenazado, pues no permitiría esas acciones, también pudo revisar el sótano real, donde no había más que informes sobre cada persona del pueblo; su trabajo, actos de caridad y las necesidades que tenían, también descubrió en su informe que el rey ya lo había elegido previamente como príncipe, pero el concurso fue una excelente confirmación de que no se había equivocado.
Roboja era una bruja que vivía entre montañas heladas, sus pociones solo podían contener tierra, piedras, nieve y agua, pues era lo único que había en aquel lugar. Aun así, Roboja era muy hábil, y conseguía hacer todo tipo de brebajes con esos pocos ingredientes, como poción para eliminar la sed, poción de golpeo con piedra, poción para muñecos de nieve y poción de pasteles de lodo.
Un día Roboja quería preparar uno de sus extraños brebajes, así que fue a su almacén a buscar los ingredientes que necesitaba, pero descubrió que ya se le había terminado uno muy importante, la nieve, así que decidió salir a buscar más, se puso sus botas altas y calientitas, su abrigo grueso y su gorro contra congelamientos, finalmente salió, pero tuvo una sorpresa tan grande que incluso comenzó a derretirse ¡Ya no había nieve! Pero en lugar de la nieve había un tipo de manto verde, algo que Roboja nunca antes había visto.
Quería quedarse a investigar que era ese extraño manto verde, pero por ahora no podía, pues debía ir a buscar la nieve, así que caminó y caminó, buscó y observó por un largo tiempo sin éxito, parecía que se había terminado la nieve y, por el contrario, esa alfombra verde había cubierto todo a su alrededor. Fastidiada por la falta de nieve, y la abundancia del manto verde, decidió investigar qué era eso, pues tal vez tendría relación, así que tomó unas muestras de ese material extraño, las guardó en su bolso y se las llevó a su casa.
Ya en su cuarto de pociones sacó esos objetos verdes que había guardado en su bolsa, pero cuál fue su sorpresa al descubrir que ese material verde que había guardado ahora era color café, molesta y desconcertada Roboja se preparó para salir una vez más, fue al mismo lugar para buscar en donde había de ese material café y cómo fue que se confundió, pero a pesar de su búsqueda insistente no había mas que manta verde. Confundida tomó más de ese material verde y se fue a su casa, al llegar dejó su bolso sobre la mesa y se fue a dormir. Al día siguiente se dispuso a examinar lo que trajo, pero para su mala suerte el color había cambiado otra vez. Esta situación frustraba mucho a Roboja, no entendía lo que pasaba, ¿Por qué aquello cambiaba de color? ¿Por qué no había nieve?
Los días pasaron, Roboja ya no hacía pociones, solo se dedicaba a cortar la espesa manta verde que crecía, como si fueran largos alambres, ella solo notaba que todo a su alrededor era cada vez más caliente. Un día, mientras Roboja dormía, un silbido fuerte y extraño la despertó, su casa parecía sacudirse, salió para observar qué pasaba, no había nadie, pero el manto verde ya no era verde, era totalmente café, igual que las muestras que había tomado. Roboja no se sorprendió, pues había entendido que no se podía entender y no le gustaba vivir ahí, así que decidió irse.
Roboja se la pasó todo el día empacando sus cosas y estaba lista para irse en la mañana, fue a dormirse después de despedirse de su casa y de su gran caldero que era lo que más iba a extrañar. A la mañana siguiente se despertó, tomó sus cosas y abrió la puerta de su casa, no sabía si era algo bueno o malo ¡Pero la nieve ya estaba ahí de nuevo! Roboja feliz corrió a preparar más brebajes, finalmente todo había vuelto a la normalidad.
Frank era un sapo travieso que vivía en un estanque rodeado de flores, los demás animales lo conocían como Frank el contador, esto porque le gustaba subirse a las flores y contar el tiempo que estas aguantaban su peso antes de romperse. Un día se subió a una flor y empezó a contar lentamente – 1, 2, 3, 4, 5… – Frank se sorprendió ya que nunca había llegado hasta ese número, y peor aún ¡No sabía que número seguía! Esto le resultaba sorprendente – ¡La flor más fuerte del mundo! ¡Esto lo debe saber el rey! – Se dijo antes de irse brincando rumbo al castillo del rey.
Frank iba brincando muy a prisa cuando se encontró a la iguana Ramona – Hola Frank ¿A dónde vas tan a prisa? – Preguntó Ramona – Voy a ver al rey, pues tengo una noticia importante que decirle – Le respondió Frank – Vaya, yo también tengo una noticia importante que darle al rey, pero no puedo ir a verlo, pues tengo que asolearme – Comentó muy triste Ramona – Yo puedo llevar tu noticia Ramona – Sugirió Frank con una sonrisa – ¡Maravilloso Frank, muchas gracias! La noticia es que mientras me asoleaba ¡Descubrí la piedra más caliente del mundo! – Contó Ramona sorprendida, Frank se asombró por la noticia – ¡Qué gran noticia! Yo se la llevaré al rey – Dijo Frank, después se fue brincando.
Frank iba rumbo al castillo pensando en que ahora eran dos las noticias que debía darle al rey, cuando se encontró con Luis la tortuga – Hola Frank ¿A dónde vas tan a prisa? – Preguntó Luis – Voy a ver al rey, pues tengo dos noticias importantes que decirle – Respondió Frank – Que bien, yo también tengo una noticia importante que darle al rey, pero no puedo ir a verlo, pues tengo que nadar hasta mi casa – Dijo Luis muy triste – Yo puedo llevar tu noticia Luis – Propuso Frank – ¡Muchas gracias Frank! La noticia es que mientras nadaba ¡Encontré el lago más profundo del mundo! – Contó Luis emocionado – ¡Qué gran noticia! Yo se la llevaré al rey – Dijo Frank antes de dar la vuelta y continuar su camino hacia el castillo.
Mientras iba avanzando, Frank pensaba que ahora eran tres las noticias que debía darle al rey, cuando se encontró a Mary la oruga – Hola Frank ¿A dónde vas tan a prisa? – Preguntó Mary – Voy a ver al rey, pues tengo tres noticias importantes que decirle – Dijo Frank – Estupendo, yo también tengo una noticia importante que darle al rey, pero no puedo ir a verlo, pues tengo que buscar hojas verdes para comer – Contó Ramona muy triste – Yo puedo llevar tu noticia Mary – Dijo Frank ofreciéndole su ayuda – ¡Te lo agradecería mucho Frank! La noticia es que mientras buscaba comida ¡Encontré la hoja más verde del mundo! – Platicó Mary muy contenta – ¡Qué gran noticia! Yo se la llevaré al rey – Aseguró Frank y siguió brincando.
Frank estaba camino al castillo pensando en que ahora eran cuatro las noticias que debía darle al rey, cuando se encontró con Diego el gallo – Hola Frank ¿A dónde vas tan a prisa? – Preguntó Diego – Voy a ver al Rey, pues tengo cuatro noticias importantes que decirle – Le dijo Frank – Maravilloso, yo también tengo una noticia importante que darle al rey, pero no puedo ir a verlo, pues tengo que guardar estos granos de maíz – Platicó triste Diego – Yo puedo llevar tu noticia Diego – Respondió Frank – ¡Sería de mucha ayuda Frank! ¡Gracias! La noticia es que mientras guardaba los granos ¡Encontré el grano de maíz más pequeño del mundo! – Dijo Diego orgulloso – ¡Que gran noticia! Yo se la llevaré al rey – Afirmó Frank y se despidió de Diego.
Frank estaba muy cerca del castillo e iba pensando en que ahora eran cinco las noticias que debía darle al rey, cuando se encontró con Ricardo el topo – Hola Frank ¿A dónde vas tan a prisa? – Preguntó Ricardo – Voy a ver al rey, pues tengo cinco noticias importantes que decirle – Respondió Frank, Ricardo se alegró mucho al escuchar eso – ¡Perfecto! Ojalá puedas ayudarme avisándole al rey, estaba minando ¡Y descubrí un enorme… – En ese momento Frank interrumpió a Ricardo – Lo siento, pero ya tengo cinco noticias importantes y no sé contar más de cinco – Frank se fue al castillo y le platicó las cinco noticias importantes al rey, él le agradeció por llevarle aquella valiosa información y lo convirtió en el vocero real, con la condición de que se aprendiera los números que seguían del cinco.
Un cerdito vivía en una granja, les ayudaba a sus padres en lo que necesitaban, era aplicado en clase, pero no tenía muchos amigos, aun así, el prefería pasar el tiempo leyendo sobre camiones y conducción.
Todo marchaba perfectamente en su vida, hasta que un día, en la escuela empezaron a burlarse de él, todo porque durante la clase la maestra preguntó ¿Qué quieren ser de grandes? Todos contestaban: Doctores, Maestros, Ingenieros, mientras que el cerdito respondió – Yo quiero ser el mejor trailero -, las risas se escuchaban por todos lados, así como los cometarios: “Un cerdo no sirve para nada”, “Todo el tiempo están sucios “, “Que asco”, “Vas a fracasar”.
A pesar de esos comentarios tan negativos e hirientes, él veía el lado positivo de las cosas y eso no sería un impedimento para dejar de soñar. También tenía miedo de que sus padres le dieran la espalda por querer ser alguien diferente. Una noche durante la cena su padre preguntó. – Y bien ¿Ya pensaste en tu futuro?, ¿Qué quieres estudiar? – Entusiasmado el cerdito les comentó – Quiero ser trailero – y como era de esperarse, muy molestos sus padres no se lo permitirían, estaban totalmente en desacuerdo. Pero el cerdito quería dedicarse a algo que lo hiciera feliz, sin importarle el dinero ni el prestigio.
Esa noche tomó la decisión, por la mañana esperaría a que llegara el granjero para después ocultarse en su camioneta e ir en busca de su sueño. Y así sucedió, el granjero manejo hasta la ciudad por provisiones, cuando se estacionó el cerdito se bajó un momento a observar el lugar, pero en cuanto menos lo espero la camioneta ya había arrancado.
Empezó a preguntarse curiosamente – ¿En dónde estoy? ¿Qué es este lugar? – Muy ansioso y feliz no quiso perder el tiempo y se dirigió en busca de empleo. Para su mala suerte todos le negaban el trabajo, pues un cerdito no les daba la confianza de ser alguien trabajador, paso el tiempo y la situación solo empeoraba, todos lo corrían a donde fuera, incluso se llegó a preguntar si realmente valdría la pena seguir intentando o si era momento de regresar a casa y decirle a mamá y papá que tenían razón. Cuando estaba a punto de regresar a su casa escuchó una plática entre dos caballos, debían llevar un cargamento de paja al otro lado de la ciudad, pero no conocían el camino, el cerdito se metió a su plática y les dijo que podía ayudarlos, pues el vivía para esa zona y conocía los caminos. Los caballos aceptaron y se fueron, durante todo el camino los caballos se sorprendieron del manejo del cerdito con las reglas viales y las leyes de tránsito.
Al llegar a su destino recibieron una llamada por radio, era el capitán y necesitaba un trailero local para distribuir granos de arroz, los caballos le comentaron sobre las habilidades de aquel cerdito, el capitán aceptó hacerle una prueba, el cerdito la pasó y obtuvo el empleo manejando un pequeño camión de la empresa, con el tiempo logró ahorrar, tener su propio camión y disfrutar cada viaje como siempre lo soñó.
Les demostró a sus padres y a todos los animales de la granja que no confiaban en él, que si se quiere se puede.
Fin.
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